Cómo cuidar a los niños con acrofobia
El miedo a las alturas, también conocido como acrofobia, es muy común en la infancia. Sin embargo, durante los primeros meses, los bebés son ingenuos ante el miedo o las fobias asociadas a muchas situaciones. En esta etapa de su vida, incluso después de sufrir caídas, accidentes y sustos, están dispuestos a repetir las acciones que les hayan causado dolor, y aprenden de ello.
La mayoría de los expertos coinciden en que los bebés no desarrollan sus miedos hasta que cumplen aproximadamente los nueve meses. A partir de esta edad, pueden encontrarse con situaciones que pueden desencadenar fobias. No te sorprendas si tu hijo desarrolla una fobia después del noveno mes. Lo más importante es identificarla y ayudar a tu hijo a superarla.
Cuando un niño alcanza o supera un límite de altura considerado mentalmente inseguro para un bebé, esto puede desencadenar un instinto natural de supervivencia. Sin embargo, no debes confundirlo con la acrofobia porque es bastante normal. Aquí te decimos cómo saber si tu hijo sufre acrofobia.
Señales de advertencia de la acrofobia
En primer lugar, debes saber que la acrofobia y el vértigo no son lo mismo. La primera es el miedo irracional a las alturas, y el segundo es un trastorno vestibular relacionado con el equilibrio y la percepción espacial que se encuentra dentro del oído. Por lo tanto, una persona puede sufrir vértigo sin padecer necesariamente acrofobia.
Algunos signos de advertencia ante la exposición a las alturas son
- Pánico
- Ansiedad
- Mareo
- Angustia
- Parálisis
- Palpitaciones
- Sudoración
- Tensión muscular
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Estrés
Los niños pueden experimentar acrofobia incluso cuando realizan actividades cotidianas que implican alturas y no sólo ante algo que se percibe como una gran altura. Por ejemplo, subir a una escalera mecánica o a un ascensor, mirar por una ventana o subirse a un columpio pueden estimular su cerebro y provocar pánico.
¿Qué hacer en casos de acrofobia?
En primer lugar, es importante no forzar al niño en estas situaciones. Por el contrario, debes buscar la orientación y la evaluación de un profesional. Si notas con frecuencia síntomas de este trastorno, consulta con un profesional.
El tratamiento profesional de estos casos incluye terapia conductual y terapia cognitiva. El especialista puede intentar una exposición progresiva y controlada a las alturas según cada paciente. Así, el niño se acostumbrará a la situación y experimentará que no existe una amenaza real para él.
Otros métodos complementarios a la ayuda profesional pueden ser las técnicas de relajación, meditación y respiración. Además, estas herramientas son valiosas para cualquier situación a la que pueda enfrentarse el niño en el futuro, independientemente de que esté relacionada con una fobia.
No está claro qué induce la aparición de la acrofobia en los niños. Sin embargo, se ha encontrado una relación en las reacciones exageradas y la sobreprotección de los padres en algunos casos. Acompaña a tu hijo mientras explora el mundo, pero controla tus reacciones. Vela por su seguridad sin interferir en su crecimiento.